Si este año te da por bucear en el puerto del Musel (Gijón) y te encuentras con un bicho metálico de un metro y medio de largo, con aspecto de carpa robótica. ¡Tranquilo! No estás alucinando.
Todo forma parte de un proyecto de control de polución financiado por la Unión Europea y por la empresa BMT, llamado SHOAL.
Durante este año que ahora empieza, un grupo de cinco robots como el del vídeo se liberarán en la bahía de Gijón. Su principal objetivo será el de monitorizar y buscar polución en el puerto.
Estos robo-peces han sido desarrollados por científicos británicos, y la de Gijón será su primera misión en aguas abiertas. Si el experimento tiene éxito, pronto podremos verlos en ríos y lagos de todo el mundo.
Cada máquina cuesta unos 22.000 euros y son un ejemplo perfecto de biomimética, ya que nadan imitando el movimiento real de los peces. Van equipados con sensores químicos que miden los niveles de oxígeno y detectan contaminantes potencialmente peligrosos procedentes de las filtraciones o escapes de buques y tuberías submarinas.
Operan mediante baterías eléctricas, se conectan con las bases en tierra a través de WiFi y navegan de forma autónoma por lo que no es preciso controlar sus movimientos de forma remota. Pueden comunicarse entre ellos e intercambiar datos de navegación a través de una especie de sonar. Además, cuando sus baterías están cerca de agotarse, se dirigen automáticamente a una estación de recarga.
Impresionante ¿verdad? Si no puedes esperar a que los suelten por Gijón para echarles el ojo encima, siempre puedes dejarte caer por el Museo de Ciencias de Londres, que es donde están ahora mismo “soñando” con aguas abiertas.
0 comentarios:
Publicar un comentario