Prohibido llevar minifalda con multas de hasta 500 euros.

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Esta es solo una de las 41 nuevas leyes que se ha sacado de la manga el alcalde de este pueblo.

Desde hace dos años están de moda en Italia las ordenanzas municipales prohibiendo tonterías. Fue a raíz de la decisión de Berlusconi de dar a los ayuntamientos la facultad de legislar sobre orden público. Los vetos absurdos se dispararon, tanto por el artista que muchos alcaldes deben de tener dentro como por el ansia de recaudación. Se podría hacer una sección diaria con las ideas de cada pueblo. La prensa alemana, de hecho, ha recopilado a veces algunas de las más delirantes como aviso para sus compatriotas, pues a menudo son simples trampas para turistas.

Este carrerón parece haber alcanzado una de sus cumbres en Castellammare di Stabia, localidad costera al lado de Nápoles, donde el alcalde se ha sacado de la manga un nuevo reglamento con 41 prohibiciones. La más polémica, el castigo de la minifalda con multas de 25 a 500 euros. Aunque el alcalde lo desmiente y dice que en el texto solo se habla de ropa «'troppo succinta'», demasiado sucinta. 

Puntualiza que no se trata de una prohibición de prendas de vestir como la minifalda, sino que lo que se va multar es que se muestre la ropa interior en público. Por ello se prevén multas tanto para las faldas demasiado cortas, los vestidos o camisas que muestren el sujetador, o los pantalones de cintura baja, tan de moda entre los jóvenes. El párroco está totalmente a favor. Porque es que además se prohíbe blasfemar. Las concejalas de la oposición han llamado a las vecinas a manifestarse en minifalda ante el Ayuntamiento «machista».

Luigi Bobbio, alcalde de Castellammare del PDL, el partido de Berlusconi, antes se dedicaba a cosas serias, porque era fiscal antimafia, pero se ha debido de relajar. Su cruzada ha llamado la atención de la prensa mundial, pero en realidad comprende otras medidas que son normales en ciudades españolas, como jugar a la pelota en la calle y pasear por la ciudad en bañador o con el torso desnudo. Es en verano y en las localidades de vacaciones cuando más proliferan en Italia las ocurrencias coercitivas. En Positano y Capri no se puede caminar con zuecos por la calle, por el ruido. También por eso en Forte dei Marmi está prohibido cortar la hierba el fin de semana o por la tarde.

En la playa de Eraclea, en Venecia están prohibidos los agujeros y los castillos de arena, porque obstaculizan el paso. En varios puntos de la costa no se puede dejar la toalla para coger sitio, con el riesgo de hasta mil euros de multa. En los parques públicos de Novara no pueden estar juntas más de dos personas a partir de las once y media de la noche, y en Voghera no se puede uno sentar en un banco después de las once. En cambio en Eboli se persiguen los besos en público con sanciones de hasta 500 euros, medida pensada para una zona de encuentros muy concurrida. En innumerables lugares se multa el sentarse o comer en escaleras de monumentos, y en Gallarate, cerca de Milán, sancionaron con 500 euros a un joven que llevaba un botellín de cerveza en la mano por «transporte abusivo de alcohol».

En cualquier caso dice mucho del periodismo actual, sobre todo del digital, que esta curiosidad de Castellammare haya dado la vuelta al mundo y la noticia que dio el pueblo en febrero de 2009, el asesinato de un concejal en pleno centro ante su hijo de 13 años apenas tuviera eco. Ni siquiera en Italia. La Camorra no es graciosa y cada vez es menos noticia. Para el alcalde, orgulloso de salir en la web de la BBC, es un cambio de imagen positivo para el pueblo.

Diario Montañes