Un asesinato estaba sin resolver en la ciudad californiana de Pico Rivera hasta que se encontró un tatuaje con todo el asesinato completamente descrito en detalle.
El asesinato en cuestión había ocurrido en 2004 y continuaba sin resolver por falta de pruebas. Según informa «Los Angeles Times», los detectives de Pico Rivera, una ciudad mayoritariamente hispana, no podían creer lo que vieron cuando le pidieron a Anthony García, un miembro de la pandilla Rivera 13, que se descamisara para tomarle de manera rutinaria unas fotos, después de que lo detuvieran en un control de tráfico.
Un tatuaje en su pecho recreaba en detalle el crimen que la Policía estaba investigando sin éxito desde hacia cuatro años, el asesinato de un miembro de una banda rival, John Juarez, de 23 años.
En el tatuaje, aparecían las luces de Navidad correspondientes a las fechas del asesinato, el nombre de la calle, la licorería donde ocurrió el suceso e incluso la posición en la que cayó el cuerpo del joven tras recibir los impactos de bala. Las palabras «Rivera Kills», en referencia al asesinato cometido por la banda a la que pertenecía Anthony García, Rivera 13, y un pequeño helicóptero o «chopper», en inglés, el alias con el que era conocido García.
El cuerpo del joven asesinado venía además caracterizado como un cacahuete, en referencia a cómo llaman los miembros de la pandilla a sus rivales.
Gracias al tatuaje, la Policía pudo reabrir las investigaciones y obtener una confesión rápida de Anthony García, y a ser condenado por asesinato en primer grado.
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